domingo, 25 de diciembre de 2016

¿Por qué los ateos creen en Dios?


Mi amigo Enrique, arquitecto él, ha visto la luz que desprendía la escena más sencilla y grandiosa jamás vivida. Oscuridad alrededor de la fuente de la luz. Tranquilidad. Sosiego. Un rincón en Belén. Una mujer recostada contemplando a su niño recién nacido. Un hombretón sereno degustando sus dos tesoros. Noche. Frío. Un asno al fondo -¿tú?, ¿yo?- ve sin ver, oye sin escuchar. No rebuzna. Debe sentir que ahí pasa algo, y algo que no es el algo de cada día. Una estrella. Calor. Dirección. Sentido. Guía. Nadie. Todos. Un minuto. El primer minuto de una nueva era y nada lo distingue del minuto anterior de la era antigua. Un niño. ¡Un niño! ¿Un niño? Será broma. Un guerrero, quizá. Un mago. Un ser extraterrenal. Pero... ¡¿un niño?! Sigue la noche. Un viento apenas perceptible remueve los sentimientos. La madre del niño imagina qué será de mayor. El padre del niño se ocupa en pensar qué hará mañana, cómo ordenará el establo, de dónde sacará una cuna. La madre no piensa, sólo mira. Se le va la vida mirando. Su alma es vista. La de su hijo.
Madrid. París. Viena. Berlín. Nueva York. Feliz Navidad. El Corte Inglés. Navidad. Regalos. Navidad. Risas. Navidad. Fiestas. Navidad. Bebidas. Navidad. Cabalgatas. Navidad. Tiendas. Navidad. Amarse. Navidad. Árboles. Navidad. Luces. Navidad. Emociones. Navidad. Cenas. Navidad. Música. Navidad. Gente. Navidad. Soledad. Navidad. Ayuda. Navidad. Pagas. Navidad. Muerte. Navidad. Vida. Navidad.
Probad ahora a sustituir Navidad por Niño Dios. El Corte Inglés. Niño Dios. Regalos. Niño Dios. Risas. Niño Dios. Carmena. Niño Dios. Errejón. Niño Dios. Iglesias. Niño Dios. Mariano. Niño Dios. Soraya. Niño Dios. Ateos. Niño Dios.
No riáis, no bebáis, no celebréis, no compréis, no recibáis pagas extraordinarias, no encendáis luces, no disfrutéis de vacaciones, no escuchéis música, no salgáis a fiestas... Si sois ateos nada de lo que circunda vuestra existencia debe ser real; y si lo es, no participéis de esa realidad.
El ateo cree en Dios, porque vive la Navidad.
La Madre se recuesta medio dormida. El Niño ya duerme con una babilla que le cae por la comisura de los labios. El padre arropa a la Madre y besa a ambos. Apaga el farol que les da luz. Se acerca a la entrada del establo y mira las estrellas. Silencio. Inmensidad. La eternidad por delante. "Mañana tengo que fabricar una cuna. He visto que donde abreva el ganado podría servir."

1 comentario:

  1. Buena reflexión, amigo. Los contrapuntos siempre se te han dado bien, aunque, como bien me hiciste ver, hay una infinita gama de grises. Alegría me da ver que sigues en forma con la pluma. Un saludo muy cordial

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